Autorretrato, Astrología y Comunicación
¿Cómo conecté la práctica fotográfica con el estudio astrológico?
El autorretrato para mí es una herramienta de exploración que, sin ser yo consciente al inicio, se convirtió en un portal hacia la comprensión de mi carta natal, mi forma de comunicarme conmigo misma y con el mundo, también en el contexto laboral.
Me gustaría compartir cómo he trabajado la fotografía hasta llegar a la propuesta del Autorretrato Astrológico como método de estudio para integrar conocimientos básicos sobre astrología, y a la vez, como una expresión de las energías de la carta natal como sistema de autoconocimiento.
Además, he conseguido poner en pie un sistema para trabajar la comunicación: tanto la que tenemos con nosotras mismas, como la que podemos tener hacia fuera, ya sea un proyecto personal, laboral o de emprendimiento. Combinando estrategia y astrología.
¿Cómo se convirtió la Fotografía en mi mejor recurso?
Mi relación con la fotografía comenzó a los 10/12 años aproximadamente, a través de mi madre.
Ella empezó a estudiar Bellas Artes cuando yo tenía alrededor de 8 años, y cuando llegó a la asignatura de fotografía, nuestro salón se convertía muchas veces en un cuarto oscuro.
Desde pequeña me familiaricé con el olor a líquidos de revelado, conviví con fotos secándose en las paredes de nuestro baño, y posé muchas veces para ella y otros compañeros de facultad.
Más adelante, yo misma me interesé en la práctica fotográfica. Como mi madre tenía un estudio creativo, donde siempre había alumnos de BBAA entrando y saliendo, y se impartían clases de diferentes disciplinas artísticas (grabado, pintura, fotografía…), aproveché y empecé a formarme en Fotografía.
Por aquel entonces todo era analógico: carretes, laboratorio, líquidos…
Una experiencia fotográfica muy romántica si la observamos desde la actualidad, pues nada tiene que ver con tener un móvil en la mano y acumular cientos de fotos en el carrete del teléfono. El papel siempre tiene otro peso. Ya sea para escribir, para leer o para fotografía.
De alguna manera, la fotografía siempre ha estado presente en mi vida, hasta convertirse en una de las herramientas más relevantes de mi trabajo a día de hoy.
Al autorretrato llegué de casualidad.
De hecho, creo que recién empiezo a asomarme a esta ventana creativa de manera consciente. Aún así, veo mi evolución en este tema, aunque me haya costado ponerle nombre.
Realmente no he trabajado la fotografía como herramienta de exploración de mi carta natal hasta arrancar con la Trama Cósmica.
Sin embargo, me he puesto delante de la cámara cientos de veces, y a la vez, detrás de la misma. Técnicamente eso se puede entender como autorretrato.
Pero, desde mi punto de vista, para que el autorretrato sea tal, es necesaria la intención de que lo sea.
En mi caso, cuando era yo la que salía en las fotos, en realidad era un método de supervivencia integrado en el trabajo por el que facturaba -y sigo facturando- en algunas ocasiones.
Resumiendo bastante, hace más de 10 años emprendí un negocio online: una web en la que, junto a mi madre, enseñábamos a tejer a quienes querían aprender. Para eso necesité aprender a manejar una web, hacer mis propias fotografías de contenido, grabar y editar vídeos, y aplicar estrategias de comunicación en el blog, los textos de la web, la newsletter y redes sociales.
La fotografía era una herramienta fundamental para mostrar lo que hacíamos.
Con el tiempo empecé a trabajar con diferentes marcas de lana, también con editoriales.
Mi cámara me acompañó en todas esas aventuras, como soporte perfecto para vender mis servicios más allá de las ideas que tenía.
Había descubierto que mis ideas, que compartía a diestro y siniestro, funcionaban. Sin embargo, muchas de esas ideas siguieron su rumbo sin mí. Aprendí que si no ponía algo “material” por lo que justificar el pago a mis servicios, muchas veces tomaban mis ideas y, después, si te he visto no me acuerdo.
El uso que hacía de mi cámara y mis fotos era 100% práctico. Por entonces, ya vivía donde vivo ahora, un pueblo de 1.200 habitantes en la sierra, sin carnet de conducir, y con internet como principal medio para conseguir clientes y seguir prosperando.
Este collage refleja mi viaje creativo, desde sesiones hechas para otras personas hasta momentos en los que exploraba mi presencia en las imágenes. Estas fotografías representan una etapa de mi proceso, en el que siempre -sin saberlo- busqué conectar la estética con mi propio universo simbólico. Es interesante mirar atrás y ver cómo, sin planearlo, estaba sentando las bases para el trabajo que hoy realizo.
A día de hoy sigo manteniendo clientes de esa época. Gracias a mi cámara y a saber estar delante y detrás de ella, he hecho muchas sesiones de fotos en las que yo misma lucía las prendas tejidas a mano que me llegaban.
Encontrar modelos no era fácil, así que tiré de ingenio, usé pelucas, y me hice experta en aparecer en las fotos con un toque camaleónico.
Aunque por entonces no había una intención real de hacerme autorretratos, este tipo de encargos me enseñó a posar, resaltar detalles, y saber cómo colocarme. Era un reto continuo trabajar como “modelo” y fotógrafa a la vez.
Pero llegó un día en el que me pidieron una cosa que empezó a cambiarlo todo.
Me encargaron una sesión de fotos y, explícitamente me pidieron que no hiciera fotos "al estilo X", refiriéndose a una marca con la que trabajaba y con la que estuve 5 años.
Se me cayó la venda de los ojos: me di cuenta de que al haber trabajado en un segundo plano para otras personas o marcas, había entregado mi proceso y estilo fotográfico a cambio de cierta seguridad económica.
Pero la realidad es que había desarrollado algo propio en casa ajena.
Y lo que yo sentía mi propio estilo, a ojos del resto del mundo, no era mío.
Aquello fue un shock.
Y lo cambió todo.
Decidí que no quería seguir asociando mi manera de trabajar y entender la fotografía a algo que no era mío.
Empecé a ser capaz de ver que había estado trabajando en algo muy personal y muy íntimo, que hablaba de mí y de mi manera de ver el mundo y que lo estaba poniendo al servicio de algo dónde no podía verse así, y se perdía.
¿Cuándo apareció entonces el concepto de Autorretrato Astrológico?
No fue hasta octubre de 2023, después de asistir a un taller presencial sobre no-sabría-decirte-qué, que me pareció una experiencia extraña -por no decir patraña-.
No quiero entrar en detalles, porque lo importante es que aunque a mí no me gustara, ir a ese taller me hizo pensar lo siguiente: "Si algo tan confuso atrae a X personas, que incluso han conducido 2 horas para venir aquí… ¿Yo podría aportar algo al mundo con mi experiencia, creatividad y voluntad de servicio?".
De ahí nació la idea de "Autorretrato Astrológico".
Al principio, no tenía claro qué podía ser, pero la semilla quedó sembrada.
Poco a poco, empecé a unir los puntos de mi experiencia: el autorretrato y la astrología se convirtieron en herramientas conectadas, una puerta hacia el autoconocimiento y la comunicación conmigo misma y con los demás.
Por lo tanto, lo vi como un recurso factible para enseñar y compartir, y que también sirviera a otras personas paraa trabajar la comunicación con ellas mismas y hacia fuera.
Cuña Astrológica: La verdad es que soy de cocción lenta, pero ya no me enfado por eso, he entendido que está bien. Mi energía taurina me lleva con pasos firmes hacia lo que quiero, pero con calma... Esa energía es la que me ha guiado hasta aquí.
Sin prisa, pero sin pausa. Con Marte y Quirón también en la Casa 9, en Tauro, como mi Sol. Con Venus clavada en el Medio Cielo en Géminis, acompañada de Mercurio.
Si sabes algo de astrología no te extrañará que haya tardado en darme cuenta de todo lo que he expuesto, ni tampoco que te esté haciendo lo que hago.
El autorretrato y la astrología se dan la mano en la Trama Cósmica a través del estudio, la escritura y la creatividad.
Tras meses pensando, escribiendo, probando y practicando, he unido los puntos de mi mapa astral o de vida, puedes verlo como quieras.
Estas son mis herramientas para caminar hacia algo que lo engloba todo: la comunicación, contigo misma y hacia fuera. Una herramienta práctica, profunda y, a la vez, con potencial sanador y creativo.
He compartido el proceso hasta llegar aquí de manera muy abreviada, pero creo que se entiende. Si no es así, siempre puedes enviarme un mail y preguntarme.
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